Desde la Edad Media, la medicina en España había estado influenciada por diversas corrientes, desde la herencia árabe hasta las tradiciones grecorromanas, y la Casa de Osuna no fue ajena a este contexto. La nobleza, en particular, tenía acceso a lo que se conocía como el "médico de cámara", un profesional que se encargaba de atender la salud de los miembros de la familia y de su entorno. Este médico, que podía ser un médico titulado o un practicante con experiencia, desempeñaba no solo un rol curativo, sino también preventivo, en un tiempo en que las enfermedades eran vistas a menudo como castigos divinos o desequilibrios de los fluidos del cuerpo.
El auge de la Casa de Osuna, que alcanzó su máximo esplendor en los siglos XVI y XVII, coincidió con un periodo en el que la medicina comenzaba a profesionalizarse. En este contexto, varios miembros de la familia mostraron un notable interés por la salud pública y la medicina. Uno de los personajes más destacados fue don Pedro Téllez-Girón y Fernández de Córdoba, quien, como Duque de Osuna, se convirtió en un ferviente promotor de la educación y las ciencias en su ducado. Bajo su patrocinio, el interés por la medicina se consolidó y se tradujo en acciones concretas, como la promoción de la creación de instituciones y la mejora de las condiciones de salud en las localidades bajo su jurisdicción.
La Casa de Osuna también se vio influenciada por las corrientes humanistas que proliferaron durante el Renacimiento. La búsqueda del conocimiento y la razón llevó a muchos nobles a estudiar anatomía y fisiología, lo que se tradujo en una mejora de la atención médica. En este sentido, es importante destacar la figura de Francisco de Osuna, un médico y escritor que, aunque no pertenecía directamente a la Casa de Osuna, compartió la misma localidad y su obra tuvo un impacto en la cultura médica de la época. Su tratado sobre la salud y el bienestar, que enfatizaba la importancia de la alimentación y el ejercicio, se convirtió en un referente para muchas familias nobles, incluyendo a los Osuna.
En el ámbito más práctico, la medicina en la Casa de Osuna incluía el uso de remedios naturales y tratamientos tradicionales. Era común que se hicieran uso de hierbas medicinales, muchas de las cuales se cultivaban en los jardines de los palacios, así como la práctica de sangrías y el empleo de baños como métodos de curación. La agricultura y la botánica estaban profundamente entrelazadas, y los duques de Osuna, al igual que otros nobles, estaban interesados en la creación de jardines botánicos que incluyeran plantas medicinales. El interés por la botánica se tradujo en la recopilación de conocimientos sobre plantas curativas, que a menudo se compartían en círculos académicos.
El siglo XVII, además de ser un periodo de esplendor para la Casa de Osuna, fue testigo de la llegada de epidemias devastadoras, como la peste y el tifus, que afectaron gravemente a la población española. Durante estos brotes, los nobles como los Osuna tuvieron que asumir la responsabilidad de la salud pública en sus territorios. Construyeron hospitales y establecieron protocolos de cuarentena, contribuyendo a la atención de los enfermos y al control de las epidemias. La figura del médico de cámara se hizo aún más relevante, ya que no solo debía cuidar de la salud de la nobleza, sino también de la de sus súbditos.
El siglo XVIII trajo consigo cambios significativos en el campo de la medicina, impulsados en parte por la Ilustración. Los duques de Osuna, al estar inmersos en el pensamiento ilustrado, apoyaron iniciativas que promovían la educación médica y la investigación científica. Durante este periodo, la Casa de Osuna mantuvo una relación cercana con la Real Academia de Medicina, que se fundó en 1736. Esto permitió que sus miembros tuvieran acceso a las últimas teorías y prácticas médicas, así como a la promoción de la salud pública.
La figura del médico en la Casa de Osuna también se modernizó. Se empezaron a introducir conceptos más avanzados en la medicina, como la anatomía patológica y la fisiología. Aunque todavía existían prácticas antiguas, la llegada de nuevos paradigmas permitió que la medicina se volviera más eficaz. La creación de hospitales y lazaretos en las propiedades de los duques no solo fue un reflejo de su riqueza, sino también de su compromiso con la salud de la comunidad. Además, los Osuna apoyaron la creación de cátedras de medicina en universidades cercanas, contribuyendo a la formación de nuevos médicos, quienes, a su vez, llevarían el legado de la Casa a otras regiones.
Los cambios en la medicina también fueron acompañados por un cambio en la percepción de la salud. La noción de la enfermedad comenzó a evolucionar de un enfoque religioso a uno más científico. Se empezó a entender la importancia de la higiene y la prevención, lo que llevó a la implementación de prácticas más rigurosas en los hogares nobles, como la ventilación de los espacios y la limpieza regular, lo cual era un cambio radical respecto a épocas anteriores. La Casa de Osuna, siendo un reflejo de esta evolución, se adaptó a estos nuevos paradigmas, lo que les permitió mejorar las condiciones de salud en sus dominios.
El papel de la mujer en la Casa de Osuna también merece ser mencionado, ya que las mujeres nobles de la familia no solo se encargaban de las labores del hogar, sino que también desempeñaban un papel en la gestión de la salud familiar. Muchas de ellas eran responsables de la educación de sus hijos en temas de salud y nutrición, transmitiendo así un conocimiento que se volvía esencial en la crianza y el cuidado de la familia. La influencia de figuras como la Duquesa de Osuna, quien era conocida por su interés en la medicina y la botánica, se hizo notar en la promoción de un estilo de vida saludable, lo que contribuyó al bienestar general de la familia y su entorno.
Los avances en la medicina durante el siglo XVIII culminaron en la creación de una serie de instituciones de salud más organizadas y sistemáticas. La Casa de Osuna, al ser un pilar en la sociedad española de su tiempo, se benefició y, a su vez, contribuyó a este desarrollo. El establecimiento de hospitales y centros de salud en las propiedades de los duques permitió un acceso más amplio a atención médica, no solo para la nobleza, sino también para la población en general. En este sentido, la Casa de Osuna no solo se consolidó como una familia noble, sino como un modelo de responsabilidad social en el ámbito de la salud.
A medida que la época moderna avanzaba, la Casa de Osuna seguía siendo un símbolo de los cambios en la medicina y la salud en España. La incorporación de nuevos conocimientos y la adaptación de sus prácticas a la ciencia emergente fueron fundamentales para el legado que dejaron en su comunidad. Su influencia perduró más allá de su tiempo, dejando huellas que se pueden observar en la evolución de la medicina en España.
En conclusión, la Casa de Osuna se destacó no solo en la política y la cultura, sino también como un actor clave en el desarrollo de la medicina y la salud en su contexto histórico. A través de su interés por la educación, la promoción de la salud pública y el apoyo a la investigación médica, los duques de Osuna contribuyeron a la transformación de la atención sanitaria en España entre los siglos XVI y XVIII. Su legado perdura como un ejemplo de cómo la nobleza puede influir positivamente en la sociedad, más allá de los límites de su propio estatus. En este sentido, la historia de la medicina en la Casa de Osuna es un fascinante reflejo de la evolución del pensamiento médico y de la salud en un periodo de grandes cambios y descubrimientos.